jueves, 28 de abril de 2011

love hate love

Siempre había sido así.
El primer día del jardín de infantes se le acercó muy decidido y le dijo que iba a ser su amigo favorito. Ese mismo día la hizo llorar por primera vez. Años más tarde y frente a todos la empujó al pasto embarrado. Cuando volvían caminando a sus casas, le regaló el último de sus caramelos.
Lo llamó una, dos, tres veces, y nada. Sólo eso basta, qué estás haciendo, la duda a flor de piel.
En su cumpleaños número quince y vestido como un pequeño james bond la había sacado a bailar, mirandola fijo le había dicho lo hermosa que estaba; más tarde lo vio en la fuente a los besos con aquella amiga suya.
Llega a casa y mira de lejos el contestador. Nada. Siempre había sido así, ir y venir en círculos y el vaso siempre medio vacío, cansada de caer y volver a levantarse, del te amo y el dejame vivir.
Mientras hierve agua para un té y sin saber por qué se acuerda del funeral. Ya había empezado la ceremonia y él no estaba. Hasta acá llegás, era lo último que iba a tolerar de él, era momento de borrarlo de su vida, de enterrarlo como estaba haciendo en ese momento con su padre. En cuanto lo vió acercarse lloró con más fuerza que nunca, no quería mirarlo pero se fue a parar justo detrás, y no le soltó la mano ni un minuto.
El telefono se agita un poco y él que le dice te llamo en 5. Mentiroso.
Siempre había sido así, sus 5 minutos se extendían a 30. Estoy yendo a verte, y 5 minutos podían ser toda la vida.
Dormida en el sillón escucha el timbre y el reloj le dice que ya pasaron 40. Lo odia, lo odia más que a nadie y abre la puerta sabiendo que es él y está empapado porque llueve y lo ve y sabe que los 40 minutos fueron culpa del colectivo, del tránsito, de la lluvia, y él que es pura sonrisa se saca los zapatos para no mojarle la alfombra. Y viendolo se le da vuelta el estómago y el corazón y el mundo. Y lo sigue mirando mientras entra y sabe que lo ama, que lo ama más que a nadie. Y que siempre había sido así.