domingo, 16 de noviembre de 2008

jaque mate



¿Quién otro, sino vos?. Parece lógico. Pero no está bien. No es bueno entregarse completamente a otro. Nada positivo puede surgir de tal alienación. Entiendo que sea magnético sentirse así, un poco en el aire, un poco en la tierra, como quien no quiere, quien teme dejarse caer. Pero después de todo, ¿qué derecho tenés a robarte así mi sonrisa? Porque cuando se cae definitivamente comienza la cuestión. Cuando se pierde toda conciencia, ahí arranca el juego. El más tentador e irresistible de los juegos; sabe atraer y sabe dominar. Un plan perfecto, una combinación explosiva. Querer es un juego intrincado, posesivo y fascinante. El ganador nunca queda claramente establecido y no se sabe realmente qué ha ganado. El perdedor, pierde absolutamente todo.
Cuando termina, se vuelve a la propia naturaleza, se patea el tablero y se guardan las piezas bajo llave. Se tiene nuevamente todo el cuerpo bajo control, la mente agotada y las uñas, afiladísimas. Y que alguien se atreva siquiera a acercarse.
Sin embargo, trágicamente, irremediablemente, se vuelve a caer. Se archiva el pasado, se esconden las garras, se abre el telón y que comience el espectáculo. Coloco con cuidado mi felicidad en tus manos y sonrío, con los ojos bien abiertos esta vez.

domingo, 9 de noviembre de 2008

hoy


Odio este día.

Odio buscarte y que no estés.

Odio creer que estás, y saber que sos mentira.

Odio tener que salir, y quedarme. Y querer, y no querer.

Odio estar, y que no importe.

Odio que llueva hasta cuando hay sol.

Odio este día, porque me recuerda a todo y a nada.

Odio que sea domingo, y mañana lunes.

Porque odio los domingos, y los lunes. Y todos los días que le siguen.