martes, 12 de mayo de 2009

Enjambre


















Me levanto a la mañana, pongo en orden mi pelo y mis ideas, el escándalo en mi estómago. Me pongo la ropa, me pongo los ojos, las pestañas para que me tapen el sol. Me abrigo de tolerancia y salgo al enjambre, a pelear entre zumbidos y aleteos de ésos que se llevan el mundo por delante. Afuera, filas de hormigas en todos lados, esperando. Esperando su turno, esperando llegar (¿llegar a dónde?). Imposible que el enjambre me devuelva la mirada, que a alguien le importe saber quién se robó mi miel. Ajusto más mi careta y sigo caminando, total si no miramos todo se diluye rápidamente. Ellos ya se olvidaron de mi, acaso algún mezquino sabrá decirte si soy linda o fea, alguna frívola recordará bien la marca de mis zapatillas.


¿Qué sentido tiene? Que te miren o que te ignoren, es indistinto. Tarde o temprano sos parte del paisaje, y como tal te corrompen, te desarman, te reparten el panfleto de turno, te contaminan el aire. Y una vez sofocado sos inútil, descartable, le venden tu lugar al que sigue y a un precio más alto. Y mientras vos seguís. Seguís levantándote a la mañana, poniéndote la máscara y saliendo al mundo a que te miren todos y no te vea nadie. Y aunque no te vea nadie tenés los ojos bien abiertos, sabiendo que no marcás la diferencia, sabiendo que en definitiva no tiene importancia.


Construís tu vida de a días, tachando números en una cuadrícula, festejando la llegada de cada año sin darte cuenta que vas al revés, celebrando la cuenta regresiva. Levantás tu copa. Te acordás que alguna vez te reíste hasta las lágrimas, te acordás del abrazo de un amigo, los acordes de una canción, el sabor de un beso. Y comprendés que eso también lo tachaste en una cuadrícula, que también te acerca un paso más al abismo, que esos días quizás tampoco el mundo te miró a los ojos y que a fin de cuentas no te importa el enjambre porque no sabe reír, jamás entenderá esa canción ni sabrá dar besos tan dulces.

Te sacás las pestañas y el sol te encandila, pero nunca viste mejor. Es indistinto que el mundo te mire o te ignore porque hay alguien que te está viendo siempre, todo el tiempo, aunque cierre sus ojos. Levantás la copa. Brindás a su salud.

jueves, 2 de abril de 2009

cruce peligroso


Hoy mi vaso está vacío y ya no espero que vengas a llenarlo. La cabeza da vueltas, y no es por tus palabras, el corazón acelera y no es por tu piel. Respiro y no es tu aire, te miro y no sos yo.

Eras paz, eras guerra y eras tregua. ¿Y cuando ya no lo fuiste? Fuiste precipicio y yo que no me animaba a saltar. Con el sol de frente no nos veíamos, y de espaldas hacía tanto frío.

Jugamos a seguir y se hizo fácil, caminar juntos pero nunca a la par, queriendo querernos pero queriendo parar. Viajamos a contramano y el semáforo se volvió más rojo que nunca. No había tiempo, no había frenos.

Pum. Vidrios rotos, sirenas, silencio. Abrí los ojos y no estabas, te llamé y no respondiste. Quizás también me llamaste, tal vez ni siquiera miraste otra vez. Quise que volvieras, que vuelvas a arreglar ese desastre, mi desastre, a arreglarme. Creí que estaba rota, que el tictac tenía otro compás, que la agujas bailaban al revés. Me dormí finalmente pero no te soñé, tampoco al día siguiente. ¿Qué sos ahora que no sos nada?, ¿quién soy ahora que soy una sola?

lunes, 23 de febrero de 2009

fin


Te fuiste sin despedirte y volviste sin anuncios. Te di la espalda y me dedicaste tus peores lágrimas, sin saber que no me importaba, que al final del camino yo era otra vez la de siempre. Era cruel y calculadora. ¿Era la de siempre? Era lo único que podía ser, tal vez lo único que me había quedado. Te odiaba, y te había querido más que a nadie.